Nuestro segundo y ultimo día en Kruger se presenta nublado también, lo cual nos encanta! Buenos augurios para encontrar a nuestro 5to Grande! Cargamos maletas ya que dormiremos en Malelane (ver mapa) en el extremo sur del parque y sobre la N4 que nos llevará directamente a nuestro próximo destino.
Esta vez decidimos entrar por Numbi Gate (ver mapa), con la suerte que esta puerta no es muy conocida y somos casi los únicos. Luego de completar una vez más la planilla, abrir el baúl del coche para demostrar que no traíamos ni armas de fuego ni alcohol, pasamos.
Hacemos varios kilómetros sin ver ni un solo animal, algo bastante extraño. Es un camino muy poco transitado… y comprendemos porqué no había casi nadie en la puerta. Quizás cometimos un error al entrar por aquí.
Comenzamos a ver elefantes, búfalos y varias aves exóticas… pero nuestro objetivo estaba claro… queríamos completar nuestro álbum de los “Big Five”.
Si bien los caminos de una puerta a otra son cortos, conducir a 40 km por hora nos cambia los conceptos… y sabemos que tomar el camino equivocado en alguna intersección, nos podría costar todo el día. Vamos atentos al mapa y a las indicaciones dentro del parque.
Un par de horas conduciendo y nada… Nos empezamos a auto convencer de que ya estaba bien con todos los animales vistos… que quizás el leopardo, por solitario y cazador nocturno, no se vería… además su piel era garantía de buen camuflaje entre tanto arbusto y pastos altos.
A lo lejos vemos un par coches parados… Bien!! Hay algún animal seguro!
Llegamos… miramos y no vemos nada… movemos la cabeza hacia un lado y otro y no logramos identificar nada… vemos aves carroñeras rondando, lo cual predice un muerte cercana…
Alzamos la vista y arriba de un árbol vemos el cuerpo de un jabalí, o parte de él colgando de las ramas…
Y debajo, con un apostura totalmente indiferente a lo que a su alrededor pudiera estar pasando estaba él: nuestro buscado Leopardo.
Paramos motores, preparamos cámaras y nos disponemos a observar a este animal tan solitario como hermoso que se mezclaba entre las hierbas casi del mismo color.
Nos quedamos allí poco más de una hora. Observando sus sutiles movimientos esperando un mejor ángulo de enfoque, no estábamos solos y todos querían la mejor foto… el animal allí como si nadie le observara… descansando de su cacería…seguramente esperará a que caiga la noche para subir al árbol y terminar el banquete.
La sensación es de logro.
Kruger requiere paciencia, tiempo y una buena vejiga!
Decidimos no exponer a Pedro a tantas horas de coche y llegar temprano a nuestro hospedaje para jugar un poco… ya está! nos damos por satisfechos y emprendemos el recorrido que nos lleva a la puerta Malelane, al sur del parque. De repente vemos varios coches en un camino de tierra aledaño.
Paraaaa!!! Haz marcha atrás!!!..Doblamos y vemos un hermoso grupo de rinocerontes!! Un grupo! Se dan cuenta de nuestra presencia, caminan hacia la carretera y cruzan… varios nos lanzan miradas amenazantes… ¿Qué hacemos si uno empieza a correr hacia el auto??
Es un espectáculo hermoso… los rinocerontes nos dieron una despedida inolvidable… esperamos poder volver a verlos!